Judiciales

La Subsecretaría de Derechos Humanos será querellante en la causa por la muerte de Lito Costilla

Matías Moreno, titular del área, recibió a familiares del joven que falleció en octubre de 2020 y anunció que el organismo se presentará como querellante en la causa. Se investiga el accionar de la Policía en la muerte del joven platense Néstor “Lito” Costilla.

El subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Matías Moreno, junto al director de Políticas contra la Violencia Institucional, Ignacio Álvarez, y la directora de Acompañamiento a Grupos en Situación de Vulnerabilidad, Eliana Morrone, recibieron el pasado jueves al mediodía a Gisel Rodríguez, la madre de “Lito” y Daiana Rodríguez, hermana del joven.

A partir de la decisión del gobernador Axel Kicillof en torno a la lucha contra la violencia institucional, la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense tiene, desde fines del año pasado, la facultad de presentarse como querellante y, en ese sentido, Matías Moreno señaló que eso implica “un posicionamiento frente a un Estado que hoy es coherente con el paradigma de los derechos humanos y la historia de nuestro país”.

“Si bien son actores estatales los responsables de la violencia institucional, es el mismo Estado quien debe tener un rol activo y reparador para dar respuesta en términos de acompañamiento y de sanción”, agregó el funcionario.

El caso de Costilla

El 7 de octubre de 2020, Néstor “Lito” Costilla, de 28 años y padre de cinco hijos, llevó a un amigo en moto hasta su casa en diagonal 74 y 119. Cuando llegó, llamó a su familia para decirle que habían llegado bien y que “pegaba la vuelta”. 20 minutos más tarde, una vecina llamó al celular de la madre del joven para avisarle que su hijo estaba tirado en la calle 524, entre 120 y 121, a solo cuatro cuadras de su casa.

La primera versión oficial fue que Costilla circulaba a alta velocidad y perdió el control de su moto Honda Wave. Cuando la familia llegó al lugar, los policías Damián Antonio Aquino, Mauricio Rodríguez Medina y Sergio Ceferino Martínez aseguraron que el joven agarró un pozo a alta velocidad y cayó al suelo. La explicación, sin embargo, no convenció a nadie, porque la víctima era repartidor en una parrilla ubicada en el cruce de 120 y 530 y conocía la zona a la perfección.

Al día siguiente, vecinos y testigos le dijeron a la familia que, antes del “accidente”, Lito era perseguido por la Policía. Su hermana Daiana fue uno por uno a los comercios de la zona, les pidió que le mostraran las cámaras de seguridad y se encontró con que antes de morir Lito había sido perseguido por dos motos de la Policía -una con dos agentes y otra con uno- que iba sin luces.

En las imágenes se ve como desde la rotonda de 120 salen dos motos con tres efectivos policiales en contramano, y cuando llegan hasta 525 y 120 apagan las luces de los vehículos. Lito sigue hasta 122, da la vuelta y se encuentra con que lo estaban esperando. En 524 lo encerraron y ahí es donde estaba su cuerpo cuando su familia llegó. Justo en esa calle no había cámaras, pero sí testigos. Las primeras pericias señalaron que “hubo una fuerza externa contundente que hizo separar el cuerpo de su moto”.

La familia supo entonces que los tres policías de la persecución -identificados como Damián Aquino, Sergio Martínez y Mauricio Rodríguez- eran quienes habían dado aviso de un supuesto accidente.

Los familiares de Lito detallaron que los peritos detectaron que él iba a 30 kilómetros por hora como máximo, hecho que no se condice con el estado del cuerpo y su distancia de la moto. En ese sentido, tanto el perito oficial de la fiscalía, uno de parte y otro que sumó la familia, coincidieron en que el joven fue golpeado y que los baches existentes en la cuadra no pudieron ser la causa de su accidente.

El mismo informe concluyó que una “fuerza externa contundente” lo embistió de derecha a izquierda y que la posición en la que fue encontrada la moto “no es causal del mismo” impacto.

Desde la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad decidieron separar de sus cargos a los tres agentes, por lo que ya no pertenecen a la fuerza policial y son investigados por la Justicia.